La Semana Santa no solo se siente en las calles, también se huele en la cocina. El aroma a anís, canela y miel invade los hogares andaluces cuando se acercan estas fechas.
Los pestiños, ese dulce crujiente y brillante que te transporta a la infancia, regresan cada año como si el calendario los llamara. Pero… ¿por qué esperar a que los traiga alguien más si tú puedes hacerlos en casa sin complicarte?
No necesitas ser repostero profesional ni pasar horas interminables en la cocina. De hecho, preparar pestiños caseros puede ser uno de esos pequeños placeres que transforman una mañana cualquiera en un recuerdo cálido. El secreto está en seguir una receta sencilla, usar ingredientes de calidad, y dejarte llevar por el sabor tradicional que se ha transmitido generación tras generación.
¿Y si te digo que los pestiños tienen más historia de la que imaginas? Este dulce, tan vinculado a la tradición cristiana de la Semana Santa, en realidad es heredero de la repostería andalusí. Su origen se remonta a la época musulmana de la península ibérica, donde ingredientes como el sésamo, el anís y la miel eran protagonistas de muchos postres. De hecho, los pestiños guardan un sorprendente parecido con los shebbakiyya marroquíes, que también se preparan para celebraciones religiosas.
Más allá de la historia, hay algo que no cambia: el primer mordisco a un pestiño recién hecho. El crujido de la masa frita, el dulzor del azúcar o la miel, y ese ligero toque especiado que acaricia el paladar. Hay algo profundamente reconfortante en su sabor. Algo que te dice que, aunque el mundo cambie, hay tradiciones que merecen quedarse.
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Hay quienes dicen que el pestiño perfecto es el que prepara tu abuela. Puede ser. Pero el que haces tú con tus manos y compartes con los tuyos, sin prisas ni presiones, también tiene ese sabor. El sabor del cariño, del recuerdo, de lo que se repite año tras año porque simplemente… funciona.
No hay que esperar a que lleguen los días santos para preparar esta receta. Puede que hoy sea el día perfecto para encender el fuego, abrir la despensa y empezar.